ORACIÓN FIESTA DE TODOS LOS SANTOS
Llevo varios años reflexionando con perplejidad sobre el culto que la sociedad, los centros comerciales y hasta bastantes centros educativos vienen tributando a las brujas, a la muerte y a diversas tradiciones macabras que han invadido nuestro entorno. Y me pregunto cómo es posible que demos la bienvenida con tanta facilidad a la macabra parafernalia festiva de Halloween. ¿Cómo entender en el siglo XXI el triunfo del espanto, del miedo y del terror?
Encuentro una explicación: la superficialidad y la mediocridad que hoy tiene carta de ciudadanía en los países desarrollados no soportan a los héroes, a los testigos y a los santos que han sido referencia de muchos a lo largo de la historia. Ignoran a quienes marcan caminos de autenticidad y crean tendencias de fortaleza humana y de satisfacción permanente. En definitiva, descartan a quienes optan por la vida en plenitud, cuando estamos necesitando la inspiración de su vida heroica.
Ante la cercanía de la fiesta de todos los santos, te invito hoy a disfrutar de la vida. Yo me apunto a celebrar la vida con una deslumbrante fiesta que desborda luz, alegría y esperanza. Esta es la fiesta de Holywins. La fiesta de todos los santos. La de los jóvenes con espíritu y ciudadanos con corazón. Utilizando el provocativo lenguaje del papa Francisco la de los jóvenes que: “arman lío, no balconean la vida, no son jóvenes del sofá, no dejan fotoshopear la vida, son jugadores titulares y no suplentes, se liberan de la obsesión del “me gusta” y son valientes, no tienen miedo ni se dejan robar la esperanza, sueñan a lo grande y son callejeros de la fe”.
Me encanta la juventud que rezuma la santidad de Dios. Quienes responden a la experiencia de que sentirse amados incondicionalmente es el único soporte estable de la vida jovialmente vivida. Por eso puedes estar totalmente seguro de que, cuando tú amas, Dios pasa por el colegio Jesús Nazareno de Getafe.
Alguna vez te has preguntado qué te pasaría si te apuntaras al equipo de los santos? ¿Qué te pasaría si fueras santo?
Cuando Dios toca el corazón se instala en la vida un nuevo dispositivo que hace saborear y disfrutar la vida de otra manera más satisfactoria. El sabor de Dios recrea la vida e infunde las inquietudes juveniles más satisfactorias.
Ser santo no es estar metido en una hornacina con cara angelical y las manos en posición orante. Ser santo es encontrarse uno a sí mismo en Dios y acabar con la nostalgia de las falsas expectativas que se prodigan en la adolescencia y en la juventud. Ser santo es declararse en huelga contra lo vulgar, lo frívolo, lo mediocre y todas las apariencias que acarrean.
Ser santo es vivir la vida a tope; tú verás lo que quieres hacer.
Que paséis un feliz día.