El análisis sociológico del mundo actual muestra, con evidencia, que el pronóstico sobre la muerte de Dios en la modernidad ha fracasado.
Son muchas las instancias mundiales y europeas que reconocen la permanente preocupación por la dimensión más profunda que configura a los seres humanos.
Diversos autores siguen hablando hoy sobre «el retorno de lo sagrado» en la posmodernidad. Del hecho de que hayan desaparecido o, al menos, disminuido ciertas formas de religiosidad, no se sigue la extinción de la dimensión religiosa del individuo. Una especie de diseño para la trascendencia parece urgir la búsqueda del resplandor de lo absoluto.
Se constata también que, con frecuencias, el abandono de ciertas creencias religiosas de carácter tradicional han generado «formas silvestres» de lo sagrado en las que lo oculto, lo maravilloso e incluso lo parapsíquico se mezclan con elementos tomados de diferentes tradiciones religiosas, intentando llenar el vacío que le produce al hombre una civilización solo científica, técnica y productiva que reprime dimensiones fundamentales de la persona.
Dada la importancia que Dios sigue suscitando y en consonancia con el objetivo de este curso: “promover la cultura del encuentro”, el departamento de religión consideró imprescindible incorporar a la programación del curso el diálogo efectivo con otras religiones, en este caso con nuestros hermanos musulmanes.
La cultura que promueve el encuentro apoya con valentía la alteridad, “porque, en palabras del papa Francisco, al que es diferente, cultural o religiosamente, no se le ve ni se le trata como a un enemigo, sino que se le acoge como a un compañero de ruta, con la genuina convicción de que el bien de cada uno se encuentra en el bien de todos”.
Con satisfacción constatamos que hemos pasado “del anatema al diálogo”, aunque siga habiendo muchos prejuicios y un gran desconocimiento de los ejes que verdaderamente vertebran las corrientes espirituales que han hecho florecer lo más auténtico del ser humano.
Es significativa la afirmación de la Madre Teresa de Calcuta: “Amo a todas las religiones pero estoy enamorada de la mía”.
Las dos hermanas musulmanas que nos acompañaron despejaron muchas dudas sobre lo esencial del islam, nos invitaron a romper con falsos prejuicios, a distinguir entre la fe islámica y el comportamiento de ciertos sectores y grupos sociales cuyos comportamientos son falsamente denominados islámicos y subrayaron que es mucho más lo que nos une que lo que nos separa a las grandes religiones monoteístas.